Sunday, June 14, 2015

Romero: La reforma en la Policía no debe ser “una cacería de brujas”

El ministro de Gobierno, Carlos Romero, en entrevista con Los Tiempos, afirma que retomará la reforma de la Policía, pero que el cambio no será entendido como una “cacería de brujas”, sino como un desafío integral que incluye una modernización institucional. Esto estaría contemplado en el proyecto de Ley de la Reforma de la Policial.

También habla de la necesidad de retomar la agenda con los países con los que Bolivia comparte frontera, pero sobre todo con Perú y Brasil por el problema de narcotráfico y delitos conexos. Adelanta también que dentro el trabajo normativo está listo el proyecto de ley de sustancias controladas, aunque también se proyectan otras normas, como la de penitenciarias y una de delincuencia juvenil, entre otras.



- El presidente Evo Morales dijo que el error de Hugo Moldiz (anterior ministro de Gobierno) fue confiar en algunos policías y que no se debe confiar en todos ellos. ¿Usted coincide con él?

- Yo plantearía la problemática en otros términos. Es decir, hay dos maneras de trabajar con la Policía: delegar las responsabilidades, las acciones y simplemente atenerse al resultado de ese trabajo; o intervenir de manera conjunta en la definición estratégica de los operativos, en la toma de decisión oportuna con el curso de esos operativos, en las acciones que lleva adelante la Policía.

Sea para tratar acciones de lucha contra el crimen, seguridad ciudadana, seguridad de Estado, seguridad pública o el tratamiento de algunos conflictos sociales, en mi experiencia hemos tenido una apertura muy significativa de la Policía para trabajar de manera conjunta. Yo he aprendido también en ese tiempo acerca de las técnicas, los dispositivos y los mecanismos de intervención de la Policía.



- ¿Qué pasa con los malos policías? Incluso se decía que hay policías que cumplieron sentencia por algún delito, ¿se los va a sacar?

- Obviamente la Policía tiene muchas dificultades. Normalmente apuntamos a lo más visible, que son hechos de corrupción o irregularidades que comprometen a veces a algunos niveles de la estructura jerárquica de mando y también a policías que trabajan cotidianamente en las calles y que estos sonsacan a la gente y esto molesta a la ciudadanía.

Lógicamente, ése es un tema que hay que encarar, pero no podemos analizarlo de manera segmentada y compartimentada. Tenemos que analizarla como una problemática estructural e integral que caracteriza a la institución policial.

Yo me permití participar en algunos eventos de intercambio y también pedir información a través de reformas policiales que se han realizado en otros países de la región, y básicamente las reformas más exitosas, desde mi punto de vista, son las que se han desarrollado en Chile y en Colombia.

Hablar de una reforma de la Policía para atacar la corrupción y los males internos es lógico que es una preocupación y una prioridad, pero no hay que concebirla solamente como una cacería de brujas, sino más estructuralmente como un desafío de modernización institucional.

Incluso, cuando se incorpora la tecnología van desapareciendo los hechos de corrupción, ayuda a combatir la extorsión, que sólo ocurre cuando hay discrecionalidad, cuando el policía actúa solito y cuando no tiene ningún mecanismo de registro técnico.



- ¿Por dónde pasa la reforma?

- Podríamos recuperar unos cinco pilares fundamentales de transformación de la Policía, el primero tiene que ver con las condiciones de vida, el trabajo, es decir, el policía necesita progresivamente tener condiciones de vida y trabajo adecuados, eso es básico. Si esto no sucede, lógicamente la corrupción, el descontento, la inconformidad van a formar parte de su accionar cotidiano con resultados perjudiciales para la ciudadanía.

Los policías necesitan resolver el tema de la vivienda y no solamente con la posibilidad de acceder a algunos planes de vivienda social sino también de vivienda fiscal que debería ser una tarea encarada de manera conjunta con municipios.

Hay mejores condiciones en el Estado para encarar esta tarea. Entonces, lo que hace falta simplemente es organizarlas, porque tenemos un saldo no ejecutado de 300 millones de bolivianos en la gestión 2014 de recursos del IDH destinados a seguridad ciudadana en entidades subnacionales. Es una cifra alta.

Entonces, a veces hay problemas administrativos, la poca claridad de los procedimientos, el temor que caracteriza al funcionario que generalmente teme efectuar algún gasto, pero condiciones económicas existen como para organizar el potenciamiento material de la Policía.

Otro elemento que es básico es la cualificación de los policías. Tiene varios componentes. Primero, el hecho de que el proceso formativo de la Policía debe fortalecer los niveles de formación postgradual, sobre los cuales tenemos que trabajar, no solamente en la revisión de sus estructuras curriculares, sino también en la capacidad de incorporar los nuevos desafíos de la realidad social.

También en el tema de la especialidad, tenemos que revisar los años de servicio del policía. De repente, es necesario ampliar los años de servicio precisamente en esta perspectiva de darle más estabilidad.

Luego, hay que incorporar formación de valores, teleológica, conceptos axiológicos, ético morales en la formación del policía. Ésta tiene que ser la más integral que se conciba a nivel de desarrollo humano, la más integral en el sentido de que debe ser una formación académica, teórica, práctica, (...) pero adicionalmente profundamente ética y debe responder a una filosofía del rol institucional y del rol del policía.

Otro elemento tiene que ver con que la desconcentración territorial, la criminalidad, las inconductas, las infracciones y los delitos se desarrollan cuando no existe suficiente despliegue institucional público para combatir a estas inconductas, y ese despliegue involucra esencialmente a la Policía, no únicamente, pero esencialmente, porque además debe estar acompañada por dispositivos de trabajo social desde las alcaldías, desde las brigadas de protección a la familia, defensorías, etc.

Necesitamos construir más escuelas básicas policiales, porque actualmente tenemos un policía por cada 304 habitantes tomando en cuenta los 37 mil miembros de la Policía boliviana con relación a los 10 y pico millones de habitantes. Entonces no es una relación ideal. Ha mejorado con lo que teníamos antes, de un policía por cada 356 habitantes. Tenemos que hacer una reingeniería y una mejor redistribución.

El otro tema tiene que ver con la tecnología y el conocimiento científico. Nuestro país es el único que carece de un AFIS Criminal y de IBIS criminal. Ahora, se han dado pasos para constituirlo y es un esfuerzo que está haciendo el propio Comando de la Policía.



- ¿Se han planteado plazos para la reforma, algunos resultados?

- Todo esto básicamente ya lo tenemos escrito en un proyecto de ley. Seguramente haremos una revisión, una actualización. Ya lo dejamos listo en realidad con todos estos elementos, ahora obviamente habrá que revisarlo, actualizarlo, habrá que consultar a algunos niveles de la propia institución para revisar conceptos técnicos, sobre todo, y luego habrá que establecer un cronograma de implementación.

Lo ideal sería en una cumbre de seguridad ciudadana, porque si no se involucran las entidades subnacionales no va a funcionar.

La reforma de la Policía incorpora una participación transversal desde el Gobierno Nacional pasando por las entidades subnacionales hasta las comunidades locales. Es un tema que tenemos que trabajar porque se puede hacer una ley y luego se queda en el papel y tenemos que hacer una estrategia de implementación de cronogramas con los otros sujetos.



“Cuando se incorpora la tecnología van desapareciendo los hechos de corrupción y ayuda a combatir la extorsión”.



“Los policías necesitan resolver el tema de vivienda, no solamente de vivienda social sino también la vivienda fiscal”.

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