¿A quién incomoda el Canciller?

El sábado 11 de abril, la diputada del Movimiento Al Socialismo (MAS), Concepción Ortiz, recriminó al canciller David Choquehuanca por permitir la designación de un candidato derrotado en las elecciones del 29 de marzo, en la localidad de Caranavi, Nor Yungas del Departamento de La Paz.
Cuatro días después. El miércoles 15 de abril, en una reunión departamental del Movimiento Al Socialismo, en la ciudad de El Alto, varios militantes exigieron la renuncia del canciller porque “no fue buen operador político” en el departamento de La Paz durante el proceso electoral 2015.
El 15 de abril, el presidente Evo Morales citó a su Ministro de Relaciones Exteriores, expresando “Nuestro Canciller hace tiempo atrás ya ha pedido reestablecer las relaciones diplomáticas, pero Estados Unidos no quiere”.
Primero, existiría una tendencia de alguna facción interna del MAS, que estaría culpando a David Choquehuanca sobre el fracaso de este partido en los comicios regionales.
Segundo, que el mandatario boliviano, está consciente de que su Ministro de Relaciones Exteriores, realiza las gestiones para que las relaciones bilaterales Bolivia-Estados Unidos, vuelvan a su cauce, en un momento muy difícil para la Cancillería si tenemos en cuenta los fogosos y nada diplomáticos discursos provenientes de las más altas esferas del gobierno, atacando políticamente a Estados Unidos.
Evo Morales como primer mandatario, reconoció en varias oportunidades que la política internacional boliviana, además de positiva ante La Haya, sobre nuestros derechos en el Pacífico, es el logro del equipo especializado a cuya cabeza está David Choquehuanca y luego, que su Canciller es el único encargado en el empeño nacional de restablecer las relaciones bilaterales con Estados Unidos.
Es obvio inferir que, si el Ministro de Relaciones Exteriores sería excluido de este importante contexto, constituiría un triunfo para la política marítima de Chile y que, en el caso de las relaciones bilaterales con Estados Unidos, éstas podrían postergarse indefinidamente.
Nos preguntamos con toda razón ¿a quién incomoda el Canciller, justamente cuando su despacho tiene dos objetivos esenciales para nuestro país: La Haya y Estados Unidos?.