“Las cárceles no sirven para corregir a los delincuentes, sino más bien se convierten en universidades del delito”, debido a que los detenidos preventivos tienen que convivir y cohabitar con personas sentenciadas, por lo que hay una gran posibilidad de que los delincuentes los incorporen en sus organizaciones criminales, afirmó el ministro de Gobierno, Carlos Romero.
En un diagnóstico rápido de la situación en los centros penitenciarios, explicó ante la Comisión de Constitución de Diputados, que la prisión no cumple con un enfoque progresivo de rehabilitación y que se requiere como una primera medida definir la clasificación de la población penitenciaria por áreas de máxima seguridad, regímenes intermedio y abierto.
“Si uno empieza a convivir, a cohabitar con un delincuente, es posible que el delincuente lo convenza al detenido preventivo y lo incorpore a su organización, que al revés, por eso se dice escuela de delincuentes”, cuestionó.
Explicó que en Bolivia hay 64 centros penitenciarios que alberga a más de 14 mil internos y que muchas de esas instalaciones eran carceletas, construidas entre años los 50 y 60, que con el pasar de los años, por el hacinamiento, se convierten en cárceles, pero que estas infraestructuras mínimas no recibieron inversiones en tecnología y otras necesidades.
“El régimen penitenciario debe responder a un sistema progresivo de rehabilitación, eso supone que en la infraestructura carcelaria tenemos que tener un área de máxima seguridad, un régimen intermedio y un régimen abierto, de tal manera que se pueda clasificar a los internos, los internos peligrosos tienen que estar aislados, no tienen que convivir, cohabitar con los demás internos”, manifestó.
Justificó la clasificación y separación de los reos, debido a que los delitos graves generalmente los comete la gente reincidente y que “es un pequeño número de gente que reincide y entonces esa gente no tiene que estar aislada” para que no incida en el comportamiento de los demás reclusos.
Presencia del Estado
Por otra parte, Romero reveló que un segundo problema que se tiene en las cárceles es la ausencia del Estado en los penales y que los que mandan en estos centros son grupos fuertes y organizados.
“No hay presencia del Estado en las cárceles, gran parte de los problemas de las cárceles deviene de las perversiones del sistema de justicia, pero por otro lado no hay Estado dentro de la cárcel, estamos construyendo Estado dentro de las cárceles. En la cárcel han mandado tradicionalmente los grupos más fuertes, más organizados”.
Dijo que el Ejecutivo tiene el desafío de incrementar el número de policías en la cárcel.
Clasificación de presos
El ministro de Gobierno, Carlos Romero, dijo que la Constitución Política del Estado (CPE) creó un régimen especial para las personas privadas de libertad y que, bajo ese parámetro, el proyecto de Ley de Régimen Penitenciario establece como política un “enfoque progresivo de rehabilitación a través de la clasificación de los internos”.
“Muchas veces se habla de la clasificación, la clasificación es que los peligrosos están aislados, los preventivos en un régimen abierto de acuerdo al tipo de delito cometido, hay un régimen intermedio y van pasando escalonadamente de régimen en régimen de acuerdo al comportamiento que observen, entonces se incorpora aquí la obligatoriedad de la clasificación con fines de rehabilitación progresiva”.
Señaló que para garantizar la presencia del Estado en los penales se debe realizar a través de los ministerios de Educación, Salud, Desarrollo Productivo, entre otros, con una diversidad de programas como ser: educación a distancia en sus diferentes grados a través de convenios con las diferentes universidades, atención sanitaria, odontológica, psicológica. “No solamente tiene que estar el Ministerio de Gobierno, sino tiene que estar el Ministerio de Desarrollo Productivo promoviendo alguna iniciativa productiva y las entidades públicas del nivel nacional, subnacional y entidades privadas”, finalizó.
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