Saturday, January 24, 2015

Mentiras y falta de respuestas los alejan del poder político

“Yo he dicho que los ministros nunca se enfermarán de gripe H1N1 porque son expertos en lavarse las manos”, dijo Evo Morales, al momento de despedir a su viejo gabinete. Mentiras y falta de respuestas a los conflictos alejaron de sus cargos a 13 de los 21 colaboradores del presidente.

Jorge Pérez era un inquilino en el Ministerio de Gobierno tras la renuncia de Carlos Romero, que dimitió para habilitarse como candidato a senador en octubre de 2014. Mediático e hiperactivo, comandó cuanto operativo pudo, pero no le bastó. Al parecer su caída se debe más a la pérdida de poder de Romero.

Claudia Peña era otra cercana a Romero en el Ministerio de Autonomías. La tardanza en la elaboración de cartas orgánicas y los estatutos autonómicos pasó la factura. Ahora asume Hugo Siles, un invitado del presidente, pero que mantiene el discurso de Peña: “Mientras no haya estatutos, no habrá pacto fiscal”.

Viviana Caro puede ser más un enroque que un despido. Suena como nueva presidenta de YPFB; sin embargo, las dudas sobre el censo de 2012, que aún no tiene datos finales, ensombrecen su labor.

A Teresa Morales se le acabó el ciclo. Comenzó como asesora en la Constituyente y escaló hasta del Ministerio de Producción. Allí no tuvo respuestas sólidas para echar a andar las empresas públicas, sobre todo Enatex, que languidece sin mercados ni capacidad de producción.

Juan José Sosa, que dejó el Ministerio de Hidrocarburos, recurrió a la mediación del procurador Héctor Arce para negociar las indemnizaciones por las petroleras nacionalizadas. Tampoco avanzaron los otros proyectos de energía, algo clave para el presente quinquenio. Los problemas de salud y la tardanza en la ejecución de carreteras le costaron el puesto de ministro de Obras Públicas a Vladimir Sánchez.
Debió entregar la doble vía La Paz-Oruro en octubre, pero no lo hizo.

El cansancio
Hubo otros que no pudieron seguir el ritmo a Evo Morales. Trabajar hasta muy tarde y comenzar las labores de madrugada resultó agotador para la ministra de Comunicación Amanda Dávila. Por carácter, tuvo fuertes choques con el presidente, que la llamaba ‘opositora’.

Tampoco le siguió el ritmo el exministro de Trabajo Daniel Santalla. Algunas de sus propuestas, como la inamobilidad laboral, disgustaron a los obreros y fueron rechazadas en la Cámara de Senadores.
La boca condenó a Juan Carlos Calvimontes.

El escándalo con el magistrado Cusi lo terminó por alejar del Ministerio de Salud. También se fue aplazado José Antonio Zamora, en Medio Ambiente. No pudo desarrollar el servicio de alcantarillado, una de las deudas de Evo.

También estaba apuntada Elizabeth Gutiérrez, en Justicia. La falta de desarrollo de la Ley de Violencia contra la mujer y el caso del bebé Alexander la dejaron mal parada. La última en salir fue Nardi Suxo, exministra de Transparencia. Con un sinfín de denuncias y amenazas en su contra, su futuro puede estar en una embajada europea.

Ahora, otra generación está a cargo de comenzar el proceso de cambio impulsado por el presidente Morales

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