Abogado, comunicador social y experto en relaciones internacionales fue invitado directamente por el presidente Evo Morales para formar parte del gabinete. Al hasta ayer director de La Época y periodista de varios diarios de la sede de Gobierno, lo describen como una persona cercana al canciller David Choquehuanca, con un fuerte nexo con Cuba y un tanto lejano al vicepresidente Álvaro García Linera.
¿Cómo pasa de analista político a la cartera de Gobierno?
Me ha invitado el presidente y, si bien me he dedicado al análisis político durante mucho tiempo, siempre dejé claro que estaba comprometido con la izquierda boliviana, con la lucha antimperialista y la lucha por el socialismo. Esta es una nueva fase de un compromiso político que asumí desde que tenía 14 años.
¿Cuáles serán los principales retos de su gestión?
Queremos profundizar la nacionalización en la lucha contra las drogas. Queremos proponer a la región un modelo local de lucha contra el narcotráfico que parta de la capacidad de autodeterminación, de la soberanía de nuestros gobiernos y nuestros estados. Segundo, tenemos que trabajar más en la conflictividad social.
Si hemos escuchado hoy al presidente Evo Morales, es evidente que una mayor relación del Gobierno con los movimientos sociales disminuirá la conflictividad social y, por lo tanto, ayudará a profundizar las transformaciones económicas y sociales en el país.
¿Y en seguridad ciudadana?
Hay un plan que se ha venido aplicando, hay que ajustarlo para que la propia población pueda involucrarse desde el rol que le corresponde en la labor de combatir el crimen. En el caso boliviano no podríamos hablar de un crimen organizado, predominantemente ese no es el peligro, sino que hay un tipo de delincuencia que debe ser atacada desde sus causas y sus orígenes.
¿Se pondrá énfasis en Santa Cruz, donde se ha registrado un mayor grado de criminalidad y narcotráfico?
Creo que hay una gestión de los exministros Romero y Pérez que hay que continuar. Ellos han realizado un buen trabajo. Este no es un nuevo Gobierno, sino un nuevo mandato, hemos entrado en una nueva etapa y me corresponde afianzar lo bien que se ha hecho e implementar lo que en su momento no era prioridad.
¿Le costó dar el paso desde el campo del estudio académico a este ministerio, que es uno de los más duros del gabinete?
No, siempre he sido un militante y el trabajo de militancia implica compromiso y uno tiene que estar donde el proceso histórico y la revolución boliviana lo necesita. Cumplí un papel fuera del Gobierno y hoy me toca estar dentro del Gobierno.
Pero el Ministerio de Gobierno suele ser una moledora de carne, que encumbra o destruye a su titular, ¿analizó eso?
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