El canciller Fernando Huanacuni lleva a donde va el principio diplomático del “diálogo con todos los gobiernos democráticos del mundo”. Prepara, de este modo, varios viajes oficiales del presidente Evo Morales para el último trimestre de este año. En esta entrevista evalúa, además, el avance de los juicios instalados contra Chile ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) y la visión estratégica del país sobre el tren bioceánico.
— ¿Cómo se prepara el país para la fase oral que se dará en el marco de la demanda planteada a Chile?
— Nos ha tocado una coyuntura marcada por el cambio de magistrados, muchos cumplieron su tiempo, algunos van a ser ratificados y otros van a ser nuevos y eso nos abre como un periodo de expectativa sobre quiénes van a ser ratificados y quiénes van a ser los nuevos, y cuando se complete el cuerpo colegiado de la Corte Internacional de La Haya se establecerá la fase oral.
— ¿Hay más tiempo entonces para preparar las alegaciones?
— Tenemos un cronograma de trabajo y no dependemos de los tiempos de Chile; dependemos de nuestro propio trabajo de investigación, en coordinación del equipo nacional con el equipo internacional. Nosotros sustentamos que tenemos el derecho histórico y eso es innegable. La acumulación de pruebas será valorada en su tiempo por la Corte Internacional de Justicia.
— ¿Qué opinión le merece el criterio de Chile que asegura que la Corte recortó la demanda con el fallo por el que se declaró competente para este juicio?
— Chile ha mantenido, en este proceso, un discurso muy coyuntural y respondiendo a los momentos. Pedimos diálogo para que Chile cumpla sus compromisos, adquiridos por sus altas autoridades. Incluso, cuando se tiene una vinculación diplomática, hay procedimientos en los que existen compromisos. Entonces, todo eso, lo hemos demostrado en la fase escrita con suficiente documentación.
—¿Eso es fe de Estado?
— Cualquier conocedor de derecho internacional sabe que toda acción unilateral implica derechos y responsabilidades. Y estos compromisos de las autoridades no han sido asumidos en cualquier momento, se han hecho en reuniones formales, porque ha habido negociaciones. Algunas se han concretado en documentos diplomáticos escritos y éstos generan derechos. En este caso, esto se resume en resolver el acceso soberano al mar.
— ¿En el caso del Silala se va a requerir un esfuerzo más técnico? Tomando en cuenta, si se da el caso, de una contrademanda.
— A diferencia de la demanda marítima, que es netamente jurídica e histórica, la del Silala tiene otra característica: Sí es histórica y jurídica, pero técnico-científica también; necesitamos un sustento técnico.
Hemos contratado a especialistas que están trabajando desde hace mucho tiempo y luego tenemos a la Diremar (Dirección Estratégica de Reivindicación Marítima y de la defensa del Silala) que también tiene los espacios especializados. Contratamos también a una empresa internacional especialista en temas de agua. Hemos elaborado la agenda y el cronograma de trabajo, definiendo los tiempos establecidos, entendiendo los tiempos que todavía tenemos para presentar la contramemoria que fijó la Corte (3 de julio de 2018).
— ¿En esa ruta está la posibilidad de contrademandar?
— Estamos trabajando tomando en cuenta los siguientes antecedentes: Bolivia tiene un derecho histórico en el tema marítimo y en el tema Silala. Hemos mantenido un diálogo constante a través de los cancilleres, a través de las diferentes comisiones mixtas entre ambos países en las cuales hemos sustentado, de manera constante, nuestra postura; eso ahora hay que plantearlo desde el punto de vista científico y en eso estamos trabajando. Ya pronto sabremos el rumbo que vamos a tomar.
— Chile reclama, y está en su aplicación del juicio, el derecho histórico sobre las aguas y Bolivia se queja por el usufructo recién hace pocos años. ¿Qué opinión tiene sobre este aspecto?
— Hay que demostrar la naturaleza de esas aguas que están en Bolivia, que son una reserva milenaria y todas las características que yo como jurista no lo puedo establecer porque tienen que venir de un estudio minucioso. Y esos estudios no se hacen en dos o tres semanas, se hacen mínimamente en un año. Ya estamos en ese trabajo, estamos a la expectativa; tenemos un trabajo coordinado entre los especialistas y científicos.
— ¿Cuál es el planteamiento central del país para el bioceánico?
— En el encuentro entre el presidente Evo Morales y Alan García en Ilo (2010), el Presidente, con un mapa, mostró la estrategia. En esos tiempos no se vio lo que hoy es una estrategia continental. Bolivia, en todo este tiempo, ha ido explicando la importancia del proyecto. Se ha comprendido la dimensión geopolítica del tren. Esa etapa ya pasó. Esa valoración ahora es técnica.
Se sabe, por ejemplo, que en Ilo se requiere un megapuerto y eso tiene costos para operativizar el corredor. Ahora cada país tendrá que hacer una valoración. ¿Pero se han puesto como fecha 2025?
— ¿Chile puede ser parte? Este proyecto fue conversado entre Hugo Chávez, Lula da Silva y la presidenta Michelle Bachelet.
— Sí, porque la necesidad es real. Para un buen comercio se requiere tiempo, el tiempo es inversión también. Bajo los costos actuales, que implican más tiempo —incluso el doble de lo que se podría manejar con el corredor— obviamente beneficia a todos. Chile no va a persistir en mantener su propia postura política perdiendo dinero y hay que hacer un buen negocio. Y lo que está haciendo Bolivia es un buen negocio, no solo en beneficio propio, sino de la región. Chile es próximo y cercano y va a necesitar del corredor, del tren bioceánico; no se va a cerrar. Será muy importante para Chile salir al Atlántico de manera rápida.
El proyecto plantea abrir las puertas al Atlántico y al Pacífico. Siempre tenemos que trabajar en una visión dimensionada. No podemos hablar de algo pequeño y la meta para ello es 2025 y estamos trabajando para ello; estamos haciendo avances muy importantes.
Nos acercamos sin limitaciones ideológicas
La agenda diplomática de Bolivia se muestra pragmática. Aún a pesar de la distancia política que el Gobierno marcó con el bloque de naciones que no son parte de su línea ideológica, se están preparando reuniones “de beneficio mutuo”, anticipó el canciller Huanacuni.
—¿Cómo está la agenda bilateral?
— Venimos de un diálogo muy importante con Perú, un diálogo binacional importante que en otras situaciones no se hubiera dado. La estrategia es dialogar en la diferencia ideológica y esa es una capacidad muy importante que está llevando la política exterior de Bolivia. Tenemos una invitación del presidente Mauricio Macri para el 28 de noviembre y sabemos la postura (ideológica) de él. También está la visita de Michel Temer, aún estamos definiendo la fecha, aunque previamente debe darse una reunión entre cancilleres.
También hemos recibido la invitación de Paraguay, Ecuador y España. Vengo de una visita a Ecuador, que ha solicitado colaboración para recibir asesoramiento de Bolivia en proyectos de distribución y acceso al agua, a partir de las experiencias de Mi Agua, Mi Riego. También han solicitado apoyo pedagógico en el tema indígena, sobre la base de la experiencia de tres universidades importantes: quechua, guaraní y aymara.
— ¿Se prevén más visitas?
— Está pendiente una visita mía a México, que está interesado en dialogar y profundizar las relaciones.
Tenemos una invitación del Presidente de Italia, de Suiza y del Papa (Morales visitará el Vaticano el 15 de diciembre). Para este último trimestre tenemos una agenda internacional intensa. Nos estamos acercando al mundo sin la limitación de la postura ideológica; somos respetuosos de la institucionalidad democrática.
Fernando Huanacuni Mamani ha viajado durante toda su vida y lo hizo desde que era muy joven. De este mismo modo, este año ha estado marcado por varios periplos, incluida la asamblea anual de la Organización de las Naciones Unidas que se realizó en septiembre.
Datos:
Nació: en La Paz el 29 de mayo de 1966
Profesión: Abogado, investigador y activista aymara; también es maestro de las artes marciales chinas.
Ocupación: Canciller del Estado.
Entre 2008 y 2014 trabajó en la Cancillería como director de Ceremonial del Estado, y desde el 22 de enero de este año cumple la misión de Ministro de Relaciones Exteriores.
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